Las autoridades de la policía no han manifestado aún si el secuestro del señor Jalil está relacionado con las muertes del coronel Jimenez y Anzo Micheletti, si bien Gloria Jalil, esposa de Alfredo y también política del Partido Liberal ha manifestado a la prensa local que el secuestro de su esposo es un complot directo de Chávez y Ortega que buscan doblegar la voluntad del pueblo hondureño. “Solicito al señor Zelaya que liberen a mi esposo”, dijo entre lágrimas la señora, y sus declaraciones se repiten maliciosamente por la prensa golpista que está interesada en crear la ilusión de la existencia de dos bandos igualmente sanguinarios en una lucha que durante cuatro meses ha sido sumamente desigual.
Mas allá de lo absurdo de la declaración de la señora Jalil, podemos apreciar que si bien aun no se sabe de la relación o no entre los distintos hechos criminales, hay un interés por parte de la prensa oligárquica de construir un escenario bélico en el país. “Estamos investigando a la Resistencia para ver si están o no vinculadas con estos crímenes”, dijo una autoridad militar y el temor crece al prever que los crímenes podrían ser usados como excusa para aplicar una represión aún más dura en contra del pueblo organizado.
¿Qué se busca detrás de estos hechos?, difícil comprenderlo. Lo cierto es que resulta maliciosamente coincidente los vínculos de las víctimas con instituciones y personalidades claves dentro del proyecto del golpismo. Una probabilidad puede ser que se quiere construir el terror en la ciudadanía, (la misma que ya teme a Zelaya luego de la campaña creada por los medios que lo hacen ver como un Atila moderno), y buscan que la clase media y alta-nera resista, por miedo, a la restitución de Zelaya en la presidencia que parece está pronta a suceder y justifique así los actos de represión que podría ejecutar el ejercito y los paramilitares en nombre de la paz y democracia burguesa.
Pero mientras eso ocurre el golpismo busca revertir las pequeñas reformas ejecutadas por la administración Zelaya. Según Fernando García, director ejecutivo de la ANDI, hablando de relación del salario mínimo, el cual toca su revisión el próximo diciembre, manifestó que “La ley dice revisión, no dice incremento, si está muy alto o bajo se debe modificar”. Con eso advierten, al igual que la anterior declaración del cambio en la fórmula de los combustibles, que buscarán dar paso atrás con las reformas más significativas del poder ciudadano y reducir el salario mínimo al anterior precio. La noticia levantó reacciones inmediatas por parte de los trabajadores y empresarios, unos en contra y otros a favor. Lo cierto es que tal acción no haría sino aumentar más la pesada carga política que mantiene en los hombros el gobierno de facto.
Y es que a veces da la impresión que la locura colectiva en que ha caído la clase golpista los empuja hacia un suicidio inevitable. El golpe de estado fue una herida mortal al Partido Liberal, que dificilmente podrá reponerse en las próximas elecciones. Ahora, dejando en manos del próximo Gobierno, (asumiendo que las elecciones las gana Pepe Lobo y no se concreta la amenaza de fraude que anuncian algunos medios y que aseguran pondrían a Elvin Santos como virtual ganador de los comicios), una reforma reaccionaria en contra de la fórmula de los combustibles y el salario mínimo, sumada a la actual crisis política y económica y el aislamiento internacional, no haría sino condenar a muerte al Partido Nacional, la única institución política que hasta el momento se ha mantenido más o menos inalterada a pesar de carecer en lo absoluto de elementos para comprender y responder a las demandas populares.
La única forma como el proyecto de la oligarquía puede consolidarse es a través de mantenerse en la presidencia más allá de las elecciones, entregando en enero próximo (si las condiciones así lo permiten) y amarrando a la siguiente administración a continuar con el proyecto golpista de destrucción de las victorias populares y gremiales a través de un estado policíaco sanguinario y represor.
La maquinaria propagandística del régimen incrementa su campaña en pro de unas elecciones que producen más ansiedad que expectativas para el pueblo hondureño. “Largas colas de hondureños buscando conocer en donde les tocará votar en las próximas elecciones” es el encabezado del diario la tribuna del día de hoy. “Las elecciones 2009 serán las más votadas de la historia”, “hondureños están deseosos de participar en los comicios”, son otros de los titulares de los principales noticieros que más que negar la realidad parece que hablan en contra de ella.
Y el echo es que en cada colonia y aldea del país se puede ver el repudio de la población a las elecciones. Carteles rotos o manchados, consignas en contra de las elecciones en las paredes y piedras de las carreteras de todo el país son unos cuantas de las manifestaciones de repudio que el pueblo mantiene a un mes del 29 de noviembre.
“Debemos inventar camisas para los perros toneleros”, me dijo un activista garífuna en la comunidad del Triunfo de la Cruz el fin de semana pasado, “en cada camisa escribiremos Micheletti o NO a las elecciones y así todos en la aldea lo leerán y comentarán”, concluyó.
La policía, respondiendo a la crisis electora y más honesta que la prensa declaró que sancionará con cargos de terrorismo a las personas o instituciones que dañen cualquier propaganda electoral o llame al boicot de los comicios. “No podemos permitir que un pequeño grupo de inadaptados y malos hondureños eche a perder nuestra última esperanza para salir de la actual crisis”, dijo un periodista comentando las declaraciones del vocero policial. Se ha llegado incluso a amenazar con cárcel a Carlos H Reyes y Cesar Ham si estos continúan llamando a la abstención electoral.
Esas declaraciones no hacen sino demostrar los altos índices de abstenciones que se esperan para el próximo noviembre. El régimen no soporta la presión y el boicot en contra de las elecciones está teniendo sus resultados en todo el país, pese a las modestas acciones.
Por otro lado y previendo un giro drástico a la crisis, el Congreso Nacional se prepara para discutir medidas aún más estrictas en contra del manejo de armas de fuego en la población civil. Todos sabemos que están exentos de dicha ley los grupos paramilitares y delincuenciales que más pareciera funcionan bajo la protección de los cuerpos policiales.
A cuatro meses de la aventura golpista, la resistencia ha puesto contra la pared al proyecto de la oligarquía y su salvadidas: las elecciones. No ha disparado un solo tiro en contra de los represores y sin embargo les estamos ganando. A estas alturas, que siga Micheletti o no en el poder es irrelevante. El pueblo hondureño ha crecido en organización y consciencia y solo espera que el cascarón político del golpe de estado caiga por su propio peso. Todos sabemos que si no cae Micheletti, caerá Pepe.
¡NO PASARÁN!