*Me han estremecido un montón de mujeres, mujeres de fuego, mujeres de nieve. (Silvio Rodríguez) *
Las luchas de la mujer por lograr mejores condiciones de vida y por el respeto a sus derechos no es reciente, millones han formado parte de los más hermosos procesos de liberación humana que ha tenido la historia y en estos también millones de mujeres han sacrificado sus vidas.
Podemos recordar cuando un 8 de marzo de 1857 miles de trabajadoras de la Industria de la Aguja en el bajo Manhattan de la Ciudad de Nueva York, se lanzaron a las calles a exigir que el sistema capitalista imperante les permitiera mejores condiciones de trabajo, ya que laboraban hasta 18 horas continuas, sin derechos ni para ellas ni sus familias. Esta valiente manifestación les valió una fuerte represión, quedando muchas heridas y algunas muertas.
Por qué no acordarnos de uno de los hechos más sangrientos vividos en el siglo 20 por la clase obrera norteamericana, cuando en 1908 obreros y obreras de la industria textil, desafiando a los capitalistas gringos, proponen modificaciones en las condiciones laborales de las y los trabajadores, realizando la toma de una fábrica. En un incendio provocado murieron calcinadas 129 obreras, mártires de la clase trabajadora mundial.
O permitirnos valorar el proceso de liberación vivido en Rusia, cuando un 8 de marzo de 1917 miles de mujeres, desafiando al régimen Zarista, se vuelcan a las calles a exigir el fin de dicho régimen, y el fin de la guerra y el hambre que azotaba a ese país asiático, la respuesta fue igualmente violenta por parte del Estado.
Conmemorar a las cientos de miles de centroamericanas que durante las épocas de mayor represión con dictaduras de balas y de hambre levantaron las banderas de igualdad y de liberación de nuestros pueblos, que sumidos en la miseria y la falta de esperanzas luchaban por sobreponerse a la muerte.
Hoy al igual que ayer, los esfuerzos heroicos de millones de mujeres son por darles un poco de comida a sus hijos, por sus derechos y por la justa razón de tener la parte importante en esta historia que se construye día a día en las zonas pobres de Nuestra América.
Cabe rescatar entonces aquel año de 1910 cuando una mujer de nombre Clara Zelkin, Socialista militante de corazón, presentó una resolución durante la Segunda Internacional Socialista en Copenhague, Suecia, que se designara el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer, “para honrar las conjuradas manifestaciones norteamericanas”
Fue hasta 1921, después de la Segunda Guerra Mundial, que la fecha conmemorativa del heroísmo de la mujer trabajadora se extendiera por todo el mundo, Y que hoy recordamos especialmente en honor a la mujer obrera de la maquila.