Grandes expectativas se formó Fernando Ortega Sabillón, al ingresar a trabajar en la empresa bananera Tela Rail Road Company, ilusiones que luego de cuatro años se vieron opacadas debido a la intoxicación que le provocó la bolsa protectora del banano.
Desde el año 2000 Fernando se desempeñó como inspector de cosecha en la finca Corozal, labor que vino desempeñando a través de la firma de contratos temporales, durante tres años su empleo se caracterizó por la buenas relaciones de trabajo, pero a partir del 16 de febrero del 2004, su vida cambió.
Fernando fue trasladado a otro puesto, su nuevo contrato estaba designado a la apertura de bolsa tratada, material que contiene químicos altamente perjudiciales para la salud, “Yo acepté porque me prometieron la permanencia en la empresa”, dijo el obrero.
La empresa le proveía de mascarillas, overol y guantes, pero estos implementos no fueron suficientes para una protección eficaz, debido a la alta concentración de veneno que contiene la bolsa.
Cambio de bolsa
“Hasta septiembre del 2004 se utilizó una bolsa que contenía el 1% de químico, pero a partir de ese mes, se cambió por la lechosa con una concentración del 5%. Esto provocó que cuatro protegedores (personas que las colocan) y el abridor de bolsa de la finca Mopala se enfermaran.
La falta de personal en la otra finca ocasionó una recarga de trabajo para Fernando, el “Time Keeper” de Corozal, Daniel Toro, le ordenó abrir bolsa para las dos fincas, quien además, lo amenazó con graves consecuencias si no hacía el doble trabajo.
Era un viernes, Fernando entró a trabajar a las cinco de la mañana. A las ocho tenía listas casi tres mil bolsas, pero de pronto cayó desmayado. Nadie se encontraba cerca y al reaccionar se arrastró hasta llegar donde estaban el lavador de overoles y el jefe de bodega, ahí volvió a desmayarse.
“Me acostaron en una banca y llamaron la ambulancia para que me llevaran al hospital, yo tenía el cuerpo dormido y sólo sentía como que me partían la espalda”, recuerda el obrero.
Al hospital llegó las diez de la mañana y al examinarlo la doctora Amaya dijo que estaba intoxicado, le dio un tratamiento y programó su salida para las cuatro de la tarde. Lo citó para el domingo porque era necesario practicarle unos exámenes, pero el sábado en la tarde Fernando volvió a caer, lo llevaron al hospital y la doctora lo internó. Allí permaneció cuatro días.
Su despido
A solicitud de la Doctora, Fernando fue cambiado de puesto y regresó a su antiguo trabajo como inspector de cosecha, pero su empleo solo duró tres meses, pues su jefe Daniel Toro, dijo tener orden de la gerencia para no renovarle contrato.
Lo despidieron el 6 de noviembre de 2004, no le pagaron sus derechos laborales correspondientes a cuatro años continuos de trabajo, sólo le dieron una bonificación de mil lempiras de la cual le dedujeron un porcentaje del pago de cuatro días de internado en el hospital, según manifestó.
Fernando sigue padeciendo de dolor de cabeza, vómitos y mareos, aunque le recetaron un encefalograma, no ha podido practicárselo por falta de dinero.
Su problema provocó la llegada de un grupo de médicos daneses, quienes hicieron análisis a las bolsas y recomendaron no seguirlas utilizando “yo les vine a servir de conejito de india, porque ahora ya no se usa la bolsa” concluyó el afectado.