Comprobada la existencia de oro en le Valle de Siria, en 1995 el gobierno concedió licencia de explotación del mineral a la empresa minera Entremares, subsidiaria de la Compañía Americana Glamis Gold Limited. Al principio los vecinos se ilusionaron porque habría empleo. Años más tarde bajó el entusiasmo cuando comenzaron a sentir el impacto de la actividad minera. Eran pocos los beneficios y muchos los daños en la salud producto de la contaminación ambiental.
Los pobladores de San Ignacio, El Porvenir y Cedros, organizaron el Comité Ambientalista del Valle de Siria y denunciaron la situación pero no se les escuchó.
El Comité Ambientalista cuenta con el apoyo de muchas organizaciones de la sociedad civil, incluidas unas veinticinco instituciones agrupadas en la Alianza Cívica por la Democracia que ha realizado varias protestas en el occidente del país.
La salud
El cianuro utilizado por la compañía para separar el oro, provoca graves daños a la salud de los pobladores. Basta con recorrer la zona afectada y hablar con los vecinos para darse cuenta que muchas personas presentan problemas de la piel y del sistema respiratorio.
Juan Almendarez Bonilla, científico hondureño y director de la organización Madre Tierra, asegura que muchas de las enfermedades que padecen los vecinos del Valle de Siria, son derivadas de la contaminación a que se exponen por la explotación minera en la zona. Y que “muchos recién nacidos, presentan problemas cutáneos, niñas y niños en edad escolar están perdiendo el cabello”
En abril del 2006 fueron presentados ante las autoridades de la Secretaría de Recursos Naturales y del Ambiente y de la Dirección Ejecutiva de Fomento a la Minería (DEFOMIN), innumerables casos de personas con problemas en la piel, residentes en varias comunidades de El Porvenir. “Los cipotes me quitan la gorra y se ríen”, manifestó a los medios de comunicación, Carlos Alfonso Rodríguez, de nueve años, al referirse a la caída de su cabello.
Otro caso evidenciado es el de Olvin Arteaga, de 14 años, vecino de la comunidad de El Pedernal, quien tiene su espalda marcada por el paño que le ha salido en la piel, por bañarse en la quebrada Los Hervideros.
Un estudio realizado por los científicos Flaviano Bianchini (italiano) y el Doctor Almendarez Bonilla, revela que la sangre de varios vecinos del Valle de Siria contiene porcentajes de arsénico y plomo superiores a los normales especificados por la Organización Mundial de la Salud, que establece que la sola presencia de metales en la sangre humana es peligrosa.
Las cantidades de plomo, arsénico y cianuro encontrados en las personas, sumado a la contaminación de las aguas y el alarmante aumento de casos de mortalidad infantil y de enfermedades como estrabismo y Atrofia Muscular Espinal en niños y niñas.
El biólogo italiano manifiesta que el arsénico produce irritación en los ojos y la piel, así como efectos dañinos en los sistemas respiratorio, digestivo y cardiovascular. Las personas con concentraciones excesivas de arsénico pueden sufrir de gastroenteritis, desórdenes cardíacos, disfunción renal, anemia, neuropatía y anemia, entre otras enfermedades.
Por su parte el doctor Juan Almendárez Bonilla, plantea la derogación de todas las concesiones mineras, porque son vergonzosas, ofenden la dignidad del país y tratan a las personas como si fueran cosas, “ni como animales, sino como deshechos o como algo inservible o mercancía que no vendemos”.
Otros daños
La explotación de minerales en el valle de Siria, ha provocado la destrucción de bosques de pino y de hoja ancha, la contaminación ambiental por la remoción y acarreo de grandes cantidades de tierra y de roca, la contaminación de fuentes de agua como las Quebradas de Agua tibia y del Aguacate, muy cercanas al proyecto minero de San Martín.
Asimismo provocó el desplazamiento de los vecinos de la aldea de Palo Ralo, que fueron trasladados a otro lugar. Hoy únicamente existe ahí la acumulación de desechos contaminados con material tóxico. En esta zona se afectó la actividad agropecuaria de los pobladores de San Ignacio y de El Pedernal.
Debido a las enormes cantidades de agua que utiliza la empresa minera, en verano este líquido se escasea. La compañía ha destruido los conductos acuíferos subterráneos y ha y ha contaminado los pozos de donde consumen agua los pobladores.
Entre Mares, explota la mina de San Martín en los municipios de San Ignacio, Cedros y El Porvenir, al norte del Departamento de Francisco Morazán en la parte oriental del Valle de Siria, ubicado a 120 kilómetros de Tegucigalpa. Inició operaciones enero de 1996 y en el 2000, el Estado le otorgó una licencia de explotación por 10 años prorrogables.
Anuncio de cierre
A mediados del año anterior se informó que la empresa minera Entre Mares de Honduras, completaría los trabajos para poner fin a sus operaciones en la mina de San Martín, cuya producción anual se estima en 80.000 onzas de oro.
Diferentes organizaciones de la sociedad civil, denunciaron que con el propósito de no cumplir con las medidas de recuperación de la zona al producirse el cierre de la mina, la empresa Entre Mares se habría auto embargado al hipotecar las tierras de donde extrae los minerales, en el banco Minerals Finance Corporation, fundado en la isla de Bermudas, en el mar Caribe.
Datos de Arquidiócesis de Tegucigalpa, señalan que cuando se hizo la operación en el año 2001, el supuesto gerente del banco era el hondureño Eduardo Villacorta, actual gerente de Entre Mares para Centroamérica.
Grupos organizados informaron que Entre Mares recibió un préstamo de 30 millones de dólares de una institución financiera del Caribe y como garantía dejó en hipoteca las 22 mil hectáreas que componen la propiedad donde extraen el oro. Sin embargo, la secretaria general de Defomin, Erica Molina, dijo que esta dependencia no ha recibido ninguna notificación del embargo.
Para la reforestación del área se requieren 43 millones de lempiras, pero antes es necesario hacer la nivelación de los terrenos devastados por la extracción de cielo abierto que se ha practicado y que tendría un valor cercano a los 80 millones, según el coordinador de la Diócesis Arquidiocesana de Tegucigalpa, Pedro Landa.
Por su parte Jim Vorhees, vicepresidente corporativo de Glamis Gold Ltd y Tim Miller, vicepresidente para Centroamérica de la misma compañía, niegan que la empresa esté pensando abandonar las operaciones en Honduras y que continuará sus operaciones de minado hasta inicios de 2008 y aseguraron que en el tiempo que resta, la compañía buscará un socio estratégico que pueda aprovechar la infraestructura para una nueva industria en la zona, para evitar que los trabajadores queden a la deriva.