Dagoberto fue un sindicalista combativo, dirigente estudiantil, con una conducta intachable y de firmes ideas revolucionarias. Por su apariencia humilde y su defensa de los derechos de los obreros, se convirtió en una figura de esperanza para sus compañeros de acabar con la opresión capitalista de la clase obrera y construir una Honduras más justa.
Dagoberto Padilla nació el 15 de noviembre de 1949 en el hospital de Tela, Atlántida. Hasta sus tres años de edad creció en una comunidad del Ramal del Tigre, junto a su madre Ana Carminda Padilla y a su padrastro Carlos Cartagena.
Seis años de edad tenía cuando su abuelo, Alberto Escoto Rodríguez, se lo llevó al pueblo de Jacaleapa, El Paraíso. A sus doce años vio por primera y última vez a su padre biológico Rafael Rostrán. A los 16 se trasladó al Municipio de Santa Rita, Yoro, a la casa de su madre. Aquí aprendió las actividades del campo: chapear solares, trabajar en las milpas de maíz y cortar frijoles.
Empezó a trabajar como tractorista en la Finca 18 de la Compañía Agrícola y Ganadera de Sula (CAGSA) cuando tenía 17 años de edad. Tres años rnás tarde conoció a la joven Conmemoración Guevara, con quien hizo familia y tuvieron tres hijos y una hija: Franklin, Élvin, Ólman y Sandy.
Mientras trabajaba en la finca 12 estudió en el Instituto El Progreso, y el 12 de diciembre de 1979 se graduó de Perito Mercantil, al
Mismo tiempo que contrajo matrimonio con Guevara, después de estar en unión libre por 11 años.
Aunque él decía que su única defensa era su lápiz y su cerebro, fue reelecto Presidente del Sindicato en varias ocasiones y desde ese cargo se vinculó a los sindicatos de la Central General de trabajadores, CGT. Durante los primeros años, luchó para mejorar las condiciones de vida de los obreros. Se capacitó en Perú y Venezuela en temas de Derechos Humanos y laborales. También estuvo en Nicaragua como delegado del Sindicato en la celebración del triunfo de la Revolución Popular Sandinista.
Estudió dos años en el Centro Universitario Regional del Norte la Licenciatura en Derecho con el afán de ser el abogado de los obreros y campesinos. A inicio de la década de los años ochenta, la Dirección Nacional de Investigación (DNI) arrecia la represión contra todos aquellos líderes de las organizaciones más beligerantes del movimiento social hondureno. La DNI lo perseguía, acusándolo de ser marxista y en una ocasión lo apresaron. El decía que tenía miedo de que lo agarraran y lo mataran, sin antes haber
Hecho algo por su patria.
Se destacó por su dinamismo como fundador del Comité de los Derechos Humanos en El Progreso. Así trabajó muy de cerca junto al padre Guadalupe Carney y fue dentro de la iglesia donde formó su conciencia social. Dagoberto fue un sindicalista leal, con una conducta intachable, un gran dirigente, un hombre culto, dotado de un discurso con mucha facilidad de palabras, firme en su ideas, lector del marxismo y miembro de un club literario.
Siempre estuvo al servicio de la gente, fue el impulsor de la lucha por el primer instituto oficial en El Progreso e inició los primeros intentos por que se creara un hospital público. Le gustaban los paseos familiares, jugar fútbol, salir al cine o a comer. Su familia dice que nunca le faltó una sonrisa en la cara y que fue un gran esposo y un gran padre.