Edición 11: Contra el plan neoliberal… La movilización Popular

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Editorial
LA GUERRA DE LAS MENTIRAS

Estamos en tiempo de guerra. La guerra cruel y descarada, con explosiones y de personas calcinadas por las toneladas de bombas lanzadas por quienes se consideran los dueños del mundo. Y las otras guerras, silenciosas y permanentes, del saqueo, explotación y sometimiento económico que matan de hambre a cientos de millones de personas en todo el planeta.

Como parte de ese imperio de la muerte también se han montado las poderosas armas de la desinformación y la mentira. Para engañar a los pueblos y a veces hasta lograr que se vuelvan cómplices de sus verdugos y opresores.

Una mentira repetida mil veces se hace verdad dijo Goebels, quien dirigió las campañas propagandísticas que acompañaron el genocidio dirigido por Hitler.

Eso lo entienden los imperialistas Bush y Blair. Por eso han convertido a transnacionales informativas en su frente de propaganda. Varias cadenas televisivas y periódicos estadounidenses son en realidad voceros de los invasores, encubren la barbarie, repiten las absurdas justificaciones, exaltan un falso patriotismo y manipulan los sentimientos para buscar apoyo de la población.

En Honduras estamos igual. Los medios de comunicación nacionales no hacen mas que repetir lo que dicen las casas matrices de la mentira, cuando se trata de información internacional.

Pero además han montado buenas sucursales para engañar y esconder nuestra guerra interna. Televisoras, periódicos y radioemisoras corren todos los días tras los funcionarios, en sus oficinas, sus casas, la calle y hasta en el aeropuerto para que redunden en las mismas falsedades, diciendo que “vamos bien” cuando cada día el hambre llega a mas hogares.

Asimismo, los funcionarios se esfuerzan por crearse imagen como cualquier producto superfluo, de esos que nadie necesita, pero que se venden a fuerza de metérselo al público por los cinco sentidos convenciéndolo de sus inexistentes atributos.

En un sólo año la alcaldía de Tegucigalpa se gastó 45 millones de lempiras en publicidad. El alcalde de San Pedro Sula lo sigue de cerca. Se mercadean también la casa de gobierno, el Congreso Nacional, las Secretarías de Estado y las dependencias autónomas.

Sólo por esa publicidad intensa o por la extrema ignorancia se puede explicar que haya personas que justifiquen la guerra criminal de los gringos contra los pueblos del mundo usando misiles o programas económicos, marines o funcionarios del Banco Mundial y el Fondo Monetario internacional.

Sólo por esa repetición constante de mentiras, a través de cuñas o por los mercaderes del periodismo, se puede entender que quienes no son parte de los beneficios de la corrupción gubernamental se atrevan a dar algún mérito al desgobierno que tenemos en Honduras.

Las fábricas de mentiras convierten a un loco asesino en el salvador del mundo, a los tratados de libre comercio que entregan totalmente la patria en tabla de salvación de la economía nacional, a un inepto y corrupto alcalde en modelo nacional de la gestión municipal, y a un ministro abusivo y represivo en defensor de los valores cívicos.

Pero la oscuridad no reinará por siempre. No todas las voces están sujetas a las cadenas del engaño.

Decenas de millones en el mundo nos hemos levantado para desenmascarar a los farsantes, eso es el principio del fin de la opresión. Porque como dijo el gran maestro hace dos mil años en esas lejanas tierras donde ahora se masacra a los pueblos en nombre de la paz: “Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”.

Fuente: Vida Laboral Edic. # 10, Noviembre de 2002

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