Su cuota a pagar por esa lucha fue sumamente alta, varios de sus hijos e hijas fueron capturados, desaparecidos, torturados unos y asesinados otros, ella misma fue capturada y torturada, múltiples veces fue amenazada de muerte. Todo eso no detuvo su amor por la vida, su dignidad nunca tuvo un precio, más bien su coraje y el de muchas madres como ella, más de una vez, lograron doblegar la soberbia de los asesinos y torturadores.
Alicia pasa hoy a ser una más de esas estrellas que nos seguirán guiando con su ejemplo, su entrega de vida por la vida no tienen palabras suficientes para poder describirse, lo que sí tienen medición es lo que entregó por este país, y eso se mide no por el tamaño de sus múltiples sufrimientos, se mide por los incontables días en que dedicó sus energías para buscar la verdad, la dignificación de las víctimas de la guerra, ella dijo “pedir perdón no viene solo, falta aún que se haga justicia”.
Nos sumamos como familia Anaya Perla, como Colectivo de Derechos Humanos Herbert Anaya, a este dolor de una perdida física que su familia está sufriendo, pero además con ella se va un pedazo de memoria histórica que es una perdida muy grande para este país, para nuestras nuevas generaciones, como seres humanos también perdemos a un corazón lleno de compasión y lucha ejemplares.
Alicia eres de aquellas personas que no se lloran, más bien, prometemos seguir tu ejemplo.