La industria de la maquila ocupa el primer lugar entre las fuentes de empleo asalariado en nuestro país. Hasta hace unos años este lugar lo ocupaban las compañías bananeras las cuales han venido reduciendo sus operaciones y por consiguiente, el número de trabajadores en la producción agrícola de exportación.
Esta industria inicia sus labores en Honduras hace más de 10 años y se instala primero en la zona norte en el rubro de la confección de prendas de vestir para la exportación. En la ciudad de San Pedro Sula y alrededores ya existían ciertas condiciones físicas, como algunos edificios que se convirtieron en “naves” de trabajo para los maquiladores.
La industria maquiladora hasta la fecha no ha generado innovaciones, excepto las construcciones de nuevas Zonas Industriales de Procesamiento (ZIP) más conocidas como parques industriales. En las labores de la maquila están alrededor de 110 mil trabajadores que enfrentan dificultades de diversa índole.
Como principal contribución de la maquila se puede mencionar, además del empleo, la concentración de población, joven en las principales ciudades, donde se ha instalado. En la medida en que se produce mayor concentración de población en los centros de producción maquilera, se generan diversos fenómenos que tienen que ver con demandas de productos y servicios.
En lo económico la maquila contribuye a que haya mayor cantidad de papel moneda (dinero) en circulación, genera ingresos aunque limitados para la gran mayoría de trabajadores no especializados. Se observa un crecimiento acelerado de la economía informal, venta de alimentos, golosinas, vendedores ambulantes de artículos de uso personal, de higiene y cosméticos.
Por otra parte, aumenta la demanda de los servicios de transporte, vivienda, agua potable y energía eléctrica. Se multiplican los problemas por los deficientes servicios de salud, carencia de medicamentos en los centros asistenciales y se encarecen los productos alimenticios, aunque esto último depende también de las dificultades que enfrentan los agricultores para producir.
En el aspecto social se genera un proceso de asimilación de la cultura urbana por parte de la población que llega del campo a la ciudad. Las mujeres y hombres jóvenes migrantes, adoptan poco a poco nuevas formas de comportamiento; hay mayor influencia de la vida urbana en la vida rural. Se agudiza el hacinamiento de personas en cu-arterías, se incrementa la población en los merenderos y paradas de transporte en las principales ciudades. Demanda de seguridad ciudadana debido a los problemas de delincuencia. común, asaltos, robos, etc.
La educación de las trabajadoras y trabajadores de la maquila en su mayoría está en el nivel primario y sin esperanza de que puedan acceder al avance debido a las exigencias en los horarios de trabajo. No existen otras opciones, si antes de contar un trabajo no pueden estudiar por falta de recursos económicos al tener un empleo en la fábrica tampoco pueden hacerlo debido a los problemas con los horarios el alto costo de la vida y a los salarios que no ajustan para costearse estudios en institutos de segunda enseñanza.
La maquila como principal fuente de empleo, contribuye a reducir las presiones que enfrentaría el gobierno de no contar con la inversión en ese rubro, pero la misma no abre las posibilidades para que la población que en ella labora pueda superar su condición de obreros y obreras asalariados, de mano, de obra no calificada o semi calificada.
El Estado no percibe los beneficios económicos ya que los empresarios de la maquila no pagan impuestos sobre sus ganancias, no pagan impuestos de exportación de lo que venden fuera de nuestro país, no pagan impuestos por la materia prima que compran fuera, telas hilos y otros materiales. No pagan impuestos de introducción sobre la maquinaria y otros artículos que traen para sus talleres.
La maquila según los empresarios y el gobierno es la solución a los problemas del desempleo y de los ingresos de las familias para la alimentación, pero eso no es del todo cierto. La capacidad de compra de quienes trabajan como operarios es mínima, sus ingresos se destinan exclusivamente a la comida y pequeños artefactos baratos y de mala calidad. Ninguno de los obreros y obreras de las empresas maquiladoras tiene la capacidad de ahorro, mucho menos cuando cuentan con responsabilidades hogareñas.
La principal contribución del rubro de la maquila es el empleo de la población joven femenina, no absorbe una buena parte de la población masculina y descarta a las personas de edad mayor de los treinta años. Las obreras y obreros, en su mayoría desconocen los procesos completos y aprenden a realizar apenas una operación, en ese sentido, no deja personal capacitado, mucho menos especializado. No aporta tecnología al país, ni compra materia prima a los productores nacionales.
En ese sentido, si la industria de la maquila suspendiera sus operaciones de nuestro país ocasionaría un serio problema de desempleo y no dejaría más que los galeones vacíos que sirvieron para albergarlas. No obstante, el mayor impacto a nivel humano es que quedarían muchas personas con padecimiento en las articulaciones y otros sufriendo las consecuencias de las enfermedades profesionales, de tipo respiratorio y otras.
Fuente: Vida Laboral Edición. #1 Marzo del 2000
Actualizada 28/06/22