“Hay un derecho constitucional en el pueblo inherente a su soberanía, y el fundamento supremo de todas las libertades públicas; este es el derecho de la prensa libre. Yo debo manifestaros en este punto mi programa y mi principio.
En la disensión de la política y de la administración pública, no hay limitación posible, no hay formas prohibidas.
El público es el juez, y toda coartiva (sic) es un ataque a la soberanía y a la ilustración del pueblo. Los escritos sin razón, sin pudor o sin verdad caen por si mismos desechados por la razón pública, o tienen alguna justicia y fundamento, y sirven de ilustración al Gobierno.
Estoy Persuadido que no hay caso en que convenga la represión: si no es en los que toquen el sagrado de la conducta privada…Yo deseo, pues, que la libertad de la prensa sea de hecho ilimitada, y que mi administración sea censurada de cualquier manera, siempre que ella desagrade a mis conciudadanos.
Para que yo pueda conocer la opinión, para que pueda saber mis extravíos, os encargo que me iluminéis con la razón de vuestros escritos, que me corrijáis con vuestra censura. Lejos de reprimir, ni aun indirectamente, vuestro soberano derecho me aprovecharé de vuestras luces y opiniones, veré con la tolerancia mas completa aun los deshogos de la pasión y la causticidad de los partidos.
¿Y por qué? Es por que siempre deben servirme de norte aun las opiniones de los que pudieran ser mis enemigos; es por eso que estoy seguro del buen sentido y de la justicia del pueblo hondureño; es por que quiero que mi conciencia pública nada tenga que temer del juicio de mis conciudadanos; pero sobre todo, es por que quiero siempre concertar mi gobierno y medirlo con la balanza de razón pública”.
“Y yo os protesto, conciudadanos, que si por accidente llego a comprender y a convencerme por el examen diario que me propongo hacer del estado de la opinión, y para el cual quiero que está se manifieste francamente, aunque sea desbordándose, que el juicio de la generalidad o de la mayoría desaprueba mi administración; o bien por que crea que me he separado de mis deberes y de mi programa, o por que éste no satisfaga sus deseos, y sus esperanzas, os protesto digo, que en culaquier época de mi periodo volveré sereno a mi vida privada sin turbación y sin escándolo. No seré yo, a fe, el que permita en mandaros contra vuestra voluntad o pérdida ya de vuestra confianza.
Yo tornaré tranquilo a mi elemento natural que es el hogar doméstico, y vosotros me llamaréis para emplear mi espada a favor de vuestra libertad, siempre que la creáis amenazada”. “No perderé jamás vuestro favor aun cuando difiriéramos en opinión.
Vosotros me comprendéis, y yo os comprendo. Bien sea en el Gobierno; bien en lo privado, o en el campo de batalla, vosotros reconoceréis tres cosas en mi corazón y en mis hechos: el pueblo hondureño, la libertad y la nacionalidad.
Recopilación de Miguel Calix Suazo, Vicepresidente del Instituto Morazánico.