Las jornadas de protesta del 17 de abril significan para el pueblo Hondureno muchísimo más que lo icho en los medios de Comunicación que intentaron minimizarlas o tergiversarlas.
Casi el país entero tuvo presencia en las acciones. Por primera vez se sumó las Islas de la Bahía, hubo toma en Morazán, Yoro y en Tela, Atlántida, donde no son usuales las protestas.
Otro hecho de gran relevancia es la participación de organizaciones pertenecientes a las tres centrales obreras, las que están aglutinadas en la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular, organizaciones comunitarias independientes y otras vinculadas a iglesias católicas y evangélicas que en otro momento han estado separadas.
Se puede decir que aunque no hayan estado en las tomas de edificio, tomas de carretera, manifestaciones y otras acciones, todos los sectores populares estuvieron con el Paro Cívico Nacional.
Es evidente como hasta las personas afectadas con las tomas de carretera al tener que recorrer largos trayecto a pie, se quejaban por el contratiempo, pero a la vez daban la razón y respaldaban la lucha. Lo mismo dijeron los comerciantes que bajaron sus ventas pero opinaron que está bien hecha porque es la única manera de hacerse escuchar y que se resuelvan los problemas.
Parece que el pueblo está despertando, y a pesar de que hubo represión en muchos lugares, incluyendo detenidos temporales y heridos, lo opinión en todas las regiones es que la jornada fue altamente exitosa. Ahora corresponde a las dirigencias continuar la ruta y no abandonar al pueblo.
Las acciones de protesta deben estar acompañadas de mejor organización y formación de las y los dirigentes de base que son quienes hacen posible las movilizaciones. No basta con salir a las calles, hay que tener plena conciencia de porqué lo hacemos, conocer cada una de las demandas y poder explicarlas al resto de la población.
El éxito no es de una sola organización. Ha sido la unidad de acción la que ha posibilitado ese triunfo. Las diferencias entre grupos no deben ser obstáculos para mantenerse juntos, ni hay que dejarse seducir por los sectores de poder que pretenderán separarnos ofreciendo atender a algunos.
La jornadas patrióticas de abril hace 20 años
Aunque no fue con ese propósito, pero no pudo haber mejor forma de también conmemorar el veinte aniversario de las jornadas patrióticas de abril cuando miles de personas cansadas de tanta represión, ocupación militar, violación a la soberanía, atropello a la constitución y los abusos del gobierno se lanzaran en repetidas ocasiones a las calles desafiando la militarización establecida por el gobierno servil de José Azcona.
En abril de 1988 la indignación popular llegó al extremo de incendiar el consulado estadounidense y luego se desataron una serie de acciones que fueron fuertemente reprimidas. Es totalmente falso que las protestas hayan sido por amigos o simpatizantes de Ramón Matta, quien fue secuestrado y llevado a los Estados Unidos. Quienes dicen eso tratan de esconder el repudio que el pueblo consciente ha sentido siempre hacia la intervención extranjera económica, política o militar.
Esa misma intervención es la que nos impone ahora leyes como la del Agua, Modernización Agrícola, Minería, Tratados de Libre Comercio y muchas otras que sus mandaderos del Congreso Nacional aprueban, a veces sin leerlas. Esa misma intervención es la que no permite que salgamos del atraso y que más bien los pocos derechos alcanzados se nos estén arrebatando como la salud y la educación.
Al final, las jornadas patrióticas de abril en 1988 y el paro cívico nacional en 2008 están dirigidas contra los mismos responsables: los peones locales en el Congreso, Casa Presidencial y Corte Suprema, los empresarios serviles y aquel que desde el norte les ordena cometer todos esos atentados contra el pueblo hondureno al implantar sus políticas de muerte.