– Pero usted no piensa en sus hijos?, no piensa usted que puede fracasar, me ama a mi?, le preguntaba doña María.
-Cierto, la amo, pero yo tengo que luchar. Yo amo al pueblo y los amo a ustedes. Yo quiero crecer mis hijos con usted, pero la lucha así es, y yo he nacido para defender al pueblo. Lo siento mucho papiña, dice doña María que le respondió Lorenzo.
“Desde ese momento no lo volví a ver. Una noche yo soñé con él, que vino y me dio un beso, yo sentí el beso bien helado. Dije yo ¿Qué ha pasado, ha fracasado Lorenzo?. Después de las noticias hablaban que los habían masacrado”, recuerda.
Cuarenta y seis años después todavía, se conmueve con los recuerdos y junto con su hija Mercedes, manifiesta claramente su orgullo por el ejemplo de lucha dado por su esposo y agradece que su nombre se mantenga en la memoria de los luchadores hondureños.