“De enero a junio cayeron 14 avionetas mientras que del 8 de septiembre a la fecha han aterrizado diez”, dijo el miércoles a la AP en una conversación telefónica Arístides González, director de Lucha contra el Narcotráfico del Ministerio Público de Honduras.
Uno de los señalamientos que el presidente de facto Roberto Micheletti hacía con frecuencia contra Zelaya poco después de instaurarse en el poder estaba relacionado con la cantidad de avionetas del narcotráfico que llegaban al país y lo responsabilizaba de ello.
Tras el golpe de estado del 28 de junio, la comunidad internacional congeló o suspendió sus programas de asistencia a Honduras, entre estos uno de Estados Unidos que daba unos 16 millones de dólares anuales en asistencia técnica y uso de aeronaves que ayudaba a mantener cierto control contra los narcos.
González dijo que la asistencia que recibían de Estados Unidos abarcaba “visores nocturnos, radares que detectan los vuelos y helicópteros Chinook y Blackhawk”.
Con la ayuda de Estados Unidos, “hacíamos capturas de avionetas con droga e incluso tripulantes… ahora solo llegamos al lugar para encontrar las avionetas quemadas o a personas que nos dicen que llegó una avioneta y despegó 20 minutos después”, dijo el fiscal.
Aseguró que los narcotraficantes necesitan entre 15 y 20 minutos para descargar la droga y reabastecer sus aeronaves, mientras que a las autoridades les toma horas llegar a los lugares donde aterrizan.
La cooperación que Honduras recibía “no era la panacea pero nos servía para reaccionar”; algo que ahora hacen con mucha lentitud, reconoció.
González refirió el caso de la más reciente avioneta hallada en el norte del país el lunes.
“Sabemos que esa avioneta iba para Guatemala, y los helicópteros despegaron de (la base aérea estadounidense de Palmerola) para interceptarlos… se dieron la vuelta y aterrizaron en Honduras, en una pista de una empresa azucarera entre Progreso y Santa Rita”, dijo.
“Les resolvieron el problema a Guatemala, pero nos lo dejaron acá”, concluyó.