La empleada de Tigo, que por temor a represalias pidió omitir su nombre, dijo que anteriormente ellos recibían bonos de 300, 400 y 500 lempiras por volumen de ventas además del pago de dos horas extras diarias, beneficios que desaparecieron a partir de enero recién pasado.
Informó que a principios del año se rumoraba que la compañía trataría de hacerles la propuesta de pactar un salario más bajo al establecido en la ley. “Pero fíjese que una compañera les dijo que prefería ir al Ministerio y denunciarlos y por eso la despidieron”, expresó.
Para la empleada, el incremento al salario mínimo beneficia a muchos trabajadores que viven en condiciones de pobreza, sobre todo, a “las que venimos del interior del país con el fin de estudiar para poder ayudar a nuestras familias”
En Tercel trabajan alrededor de 15 empleados distribuidos en tres tiendas de las cuales, una se encuentra ubicada en la Central Metropolitana (Terminal de buses) de San Pedro Sula, que mantiene varios kioscos de ventas que distribuyen teléfonos Tigo.
Los empleados no conocen al propietario de la compañía, el pago de salarios lo hacen a través de Bac Bamer “y la jefa nos dice que si la empresa crece que nosotros también vamos a crecer y que tengamos paciencia”, expresó la entrevistada.