El 17 de abril las diferentes salidas de la capital amanecieron tomadas por los miles de manifestantes que acataron el llamado al Paro Cívico Nacional. Lo anunciado por las organizaciones populares se cumplió. Como muestra de temor el Gobierno militarizó Tegucigalpa con decenas de policías para reprimir la acción de la clase obrera organizada. Como ya es costumbre, el Gobierno ordenó que el pueblo fuera tratado como delincuente. Al filo de las 9.30 de la mañana, con bombas lacrimógenas y apunta de golpes y palos, la Policía intentó desalojar a los miles de obreros que estaban apostados en el bulevar de las Fuerzas Armadas, frente a la sede del Stibys en la salida al norte del país. El resultado de la acción derivó en varios trabajadores heridos, como Francisco Peña Medrano, miembro del Sitraina y
y el compañero Alberto Zapata de la Cooperativa Jutiapa Limitada, quien también fue detenido. Lugares como la salida hacia Danlí y Miraflores sentían la presencia de un pueblo que gritaba consignas pidiendo hizo escuchar a los cuatro vientos demostrando que “El pueblo unidojamas será vencido”. Fue así como a la 1.30 de la tarde cuando los dirigentes populares tomaron la decisión de no pedir más dádivas al Gobierno. Daniel Durón, de la Central General de Trabajadores, CGT, manifestó que ya se había dado una muestra de la unidad del sector magisterial, obrero y campesino del país y que era solo el inicio de las acciones de nuevas luchas, que el próximo 1 de Mayo, el Presidente, ministros, diputados y empresarios se darán cuenta de la capacidad de organización de los sectores populares.