Treinta obreras despedidas en Cheil por reclamar aumento salarial aprobado

Cansados de soportar las violacio­nes a sus derechos laborales y hu­manos, que a diario se cometen en la empresa maquiladora Cheil de Honduras, ubicada en el parque ZIP Con­tinental de la Lima, Cortés, las(os) traba­jadoras realizaron un paro de labores.
El maltrato, la obligación de laborar horas extras, la retención de pagos, me­tas de producción elevadas, la negligen­cia médica y el incumplimiento al au­mento del salario mínimo acordado en­tre obreros y empresarios desde el mes de octubre del 2000, condujeron a los(as) de Cheil a declarar la medida de protesta ell 5 y 16 de enero.
Entre las demandas presentadas por los trabajadores(as) de Cheil exigían que se aceptara la renuncia de el licenciado Edgardo Castellanos, ¡efe de Producción, apoderado legal de la empresa, quién ha sido señalado por cometer malos tra­tos en contra de los empledos(as).
El presidente de la empresa Joan Dong Sung ante dos representantes del Minis­terio del Trabajo y los trabajadores(as) se comprometió a solventar todas las irregularidades.
Sin embargo siete días después el obrero Marcos Sorto, quién había sido nombrado para representar a los trabajadoras(as) en el conflicto, fue agredido físicamente por un coreano de identifica­do como Mister Lee.
Al siguiente día, el 24 de enero, 30 trabajadores fueron despedidos sin el respectivo pago de sus prestaciones. Además la empresa mando a pegar sus fotografías en el portón del parque, al in­terior de los buses de la fábrica y orde­no a los guardias de seguridad que no les permitieran ingresar, como si se trata­rá de delincuentes.
Los trabajadores(as) afectados sospe­chan que sus fotografías están en las listas negras que muchas empresas maquilado­ras hacen circular para que no se les de empleo a aquellos obreros y obreras que exigen que se les respeten sus derechos.
Según los afectados(as) la empresa no quiere pagar las prestaciones de mane­ra completa y además las quiere cance­lar en dos partes.
De los treinta despedidos, algunos ya han aceptado las raquíticas prestaciones laborales, desesperanzados por la poca o nula gestión del mismo Ministerio del Trabajo por ayudarles.
Sin embargo seis obreros continúan la lucha hasta agotar todas las instan­cias en procura de que la empresa Cheil les reconozca todos sus derechos laborales.

Germán Reyes

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