El maltrato, la obligación de laborar horas extras, la retención de pagos, metas de producción elevadas, la negligencia médica y el incumplimiento al aumento del salario mínimo acordado entre obreros y empresarios desde el mes de octubre del 2000, condujeron a los(as) de Cheil a declarar la medida de protesta el 5 y 16 de enero.
Entre las demandas presentadas por los trabajadores(as) de Cheil exigían que se aceptara la renuncia de el licenciado Edgardo Castellanos, ¡efe de Producción, apoderado legal de la empresa, quién ha sido señalado por cometer malos tratos en contra de los empledos(as).
El presidente de la empresa Joan Dong Sung ante dos representantes del Ministerio del Trabajo y los trabajadores(as) se comprometió a solventar todas las irregularidades.
Sin embargo siete días después el obrero Marcos Sorto, quién había sido nombrado para representar a los trabajadoras(as) en el conflicto, fue agredido físicamente por un coreano de identificado como Míster Lee.
Al siguiente día, el 24 de enero, 30 trabajadores fueron despedidos sin el respectivo pago de sus prestaciones. Además la empresa mando a pegar sus fotografías en el portón del parque, al interior de los buses de la fábrica y ordeno a los guardias de seguridad que no les permitieran ingresar, como si se tratará de delincuentes.
Los trabajadores(as) afectados sospechan que sus fotografías están en las listas negras que muchas empresas maquiladoras hacen circular para que no se les de empleo a aquellos obreros y obreras que exigen que se les respeten sus derechos.
Según los afectados(as) la empresa no quiere pagar las prestaciones de manera completa y además las quiere cancelar en dos partes.
De los treinta despedidos, algunos ya han aceptado las raquíticas prestaciones laborales, desesperanzados por la poca o nula gestión del mismo Ministerio del Trabajo por ayudarles.
Sin embargo seis obreros continúan la lucha hasta agotar todas las instancias en procura de que la empresa Cheil les reconozca todos sus derechos laborales.
Germán Reyes
Fuente: Vida Laboral Edic. # 4, Febrero de 2001