El recurso agua también conocido como el oro azul se ha convertido en una joya invaluable, de la cual desean apoderarse los magnates del mundo, aquellos que buscan obtener jugosas ganancias de cuanto sea posible. Un bien público y universal como el agua, de manera perversa está siendo convertido en un bien comercial. Se dice que donde otros ven crisis y peligro, las compañías de capital transnacional ven oportunidades para llenar a cuanto más no poder sus bolsillos.
Diez transnacionales dominan el negocio, y en el tope de la lista están:
Vivendi Universal, Francia
Suez Lionnaise , Francia
Veolia, Francia
Bouygues/Saur, Francia
United Utilities, Inglaterra
Thames , E.ON. y Nor
Wasner, de Alemania
Nestlé Waters, Francia
Bechtel, Estados Unidos.
Unicamente Suez y Vivendi juntas dan agua a un aproximado de 200 millones de abonados en 150 países. Con tarjetas prepago compran el agua En Sudáfrica la transnacional Suez bajo el nombre de “Johannesburgo Water” llevó el servicio a barrios negros, pero la sorpresa fue que por los altos costos de las tarifas gran parte de los nuevos usuarios no tenían con que pagar. Empezaron los cortes masivos de agua y la Suez introdujo el novedoso sistema de tarjetas pre- pago para el uso del agua (similar a las tarjetas usadas para llamar por teléfono) actualmente afloran la gran cantidad de líneas desconectadas.
En Argentina opera bajo el nombre de “Aguas Argentinas” y tiene cerca a 10 millones de usuarios. Una cláusula especial del contrato le fija un mínimo de 19% de utilidad y para lograr ese objetivo tuvo que aumentar la tarifa en un 100%. En Chile Suez posee el 80 por ciento de las concesiones. La factura promedio mensual en Chile por agua potable es de 30 dólares, antes de la privatización era menos de 5 dólares. Claro que, en esta nueva cruzada del capitalismo del siglo XXI, estas empresas no están solas, las respaldan y apuntalan el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la OMC y diversos acuerdos de libre comercio e inversiones como El ALCA, los Estados poderosos y también, aunque en menor medida, las Naciones Unidas.
La más cara del mundo
Un litro de agua en diversos países desarrollados ha logrado rebasar los precios de un galón de gasolina en el mundo, un claro ejemplo del enorme valor que está alcanzando un líquido esencial para la supervivencia de la raza humana. Poco a poco se va creando la idea de que el agua es un recurso al que únicamente tendrán acceso aquellos que posean el dinero para comprarlo, dejando de ser un bien público para convertirse en una mercancía.
En zonas como Europa y Estados Unidos es normal encontrar agua embotellada con precios elevados. Para mencionar algunas marcas de agua y sus precios están:
“Elsenham”, un agua de manantial inglés con minerales y baja en sodio que se encuentra en el mercado por un precio de 12 euros (18 dólares) uno 340 lempiras, le sigue Cloud Juice que vale unos 10 euros el litro, unos 280 lempiras, otras marcas como la neozelandesa Antípodes tienen un precio de 7.50 euros. Las hay de todo tipo y clase, la que se recoge del agua lluvia en zonas lejos de la contaminación, y la extraída de manantiales con cientos de años de antiguedad.
También hay agua de lujo como “bling h2O” cuya botella lleva engarzados a mano cristales, la que tiene un precio superior a los treinta y cinco dolares la botella de un litro. El negocio del agua embotellada a pasado a ser el sector más dinámico de toda la industria de la alimentación y no es de extrañar que tal aumento descomunal del consumo haya ido de la mano de las políticas de privatización de agua y saneamiento a nivel mundial.