UNIFICACIÓN DEMOCRÁTICA: DE LAS DISPENSAS AL GOLPISMO

Ellos –y ellas- antes de juntarse eran, lo que se conoce en el mundo de los yuppies unos perdedores, mediocres y vividores. Este grupo, que lidera César Ham, ha convertido al Partido Unificación Democrática en una tienda como las que sacan su mercadería en las aceras de la siete calle de San Pedro Sula y anuncian con mala ortografía la apertura de un bulto de ropa usada.

Su carrera de comerciantes la iniciaron en el 2006 (puede que me equivoque con la fecha) con la negociación de puestos en la mesa directiva del congreso nacional. Organizaron una sociedad de responsabilidad limitada con el partido nacional y como las matemáticas no son su fuerte, no sabían que 64 es igual a 64; y aunque en la manada estaban también los diputados del PINU y los de la DC no lograban superar en cantidad a los liberales a quienes, por aquello de que “es mejor viejo conocido que nuevo por conocer”, les salían más baratos los cuatro diputados de la DC que los cinco udeistas. Así que en esa empresa les fue mal pero aprendieron a transar en el mercado legislativo.

Llegaron a la conclusión que el negocio no es estar en los puestos sino la herramienta que sirve para llegar a ellos, así que su segundo emprendimiento lo orientaron a quedarse con el partido político a perpetuidad para lo que organizaron una elección donde la gente no elegía. En noviembre del 2008 se organizaron como consejo electoral, diseñaron e imprimieron papeletas con las fotos de ellos, armaron cajas de cartón a manera de urnas, se autonombraron representantes en las mesas electorales, marcaron las papeletas y por último, contaron sus propios votos. A todo eso le llamaron “proceso electoral interno”.

La tercera aventura empresarial de César Ham y su vecino de El Progreso y suplente en el congreso, fue realizada en el 2008 pero descubierta en enero de este año, ambos lloraron ante los medios de comunicación mientras negaban el uso y tráfico de privilegios para introducir vehículos; a pesar de la prohibición en los estatutos del partido vendieron cuatro dispensas. En esta ocasión el negocio se especializó en camionetas de lujo.

Y llegó la Cuarta: después de excluir a las y los compañeros de partido al organizar asambleas chuecas y el simulacro de un proceso electoral, César Ham apareció en todas las manifestaciones públicas organizadas para promocionar la cuarta urna, propuesta inicialmente por el presidente Manual Zelaya Rosales. Era una contradicción básica que alguien que internamente cerraba espacios en un partido político aparecía en cadenas nacionales donde se promocionaba la sustitución de la democracia representativa por la democracia participativa. Este proyecto, que la mayor parte de las organizaciones populares vimos como parte de un proceso para reorganizar Honduras a través de una asamblea constituyente fue aprovechada, por el grupo que algún dios juntó, como otra oportunidad para extender nuevamente la mano, claro que para cobrar.

Hoy el negocio político se ubica en el contexto de un golpe de estado, donde los poderosos han convertido en norma la frase de Tácito: “siembra desolación y llámalo paz”, con la sociedad militarizada y en un proceso electoral donde el más desinformado puede hacer los cálculos de cómo va a quedar el pastel en la repartición de diputados, alcaldes y regidores. En esas circunstancias, se vuelve más atractivo el bien u objeto de subasta y con la constante de conducta orientada a traicionar principios, valores y estatutos era obvio que los negociantes de la UD no podían dejar de ir a la fiesta de disfraces y sometieron como prenda para la venta su participación en las elecciones a pesar que su discurso estaba orientado en el sentido contrario.

Para simular que la decisión no era de ellos, sino de la base del partido, convocaron a los esposos y esposas, hijos en hijas, primos, padres, hermanos, amigos y no tan amigos pero que les deben favores, sobrinos, uno que otro cuñado y a los cobra subsidios a una asamblea donde no había disputa ni debate; la decisión estaba tomada: participar en el peor circo electoral jamás visto en Honduras. El precio cobrado vaya usted a saber, pero nos imaginamos que asegurar la obtención de las diputaciones que garantice la continuidad de la argolla y uno que otro regidor o regidora.

Samuel Montes A.
San Pedro Sula, Cortés Honduras

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