Los empresarios impusieron su propuesta. El 2 de abril se acordó el nuevo salario mínimo entre los dirigentes de las tres centrales obreras, el Ministro de Trabajo y el COHEP, con la presencia del Presidente Maduro y el presidente del Congreso Nacional Porfirio Lobo.
Se acordó un raquítico ajuste del 9 por ciento, muy lejano del 30 por ciento demandado inicialmente por los representantes de las centrales obreras. Hace varios años un estudio del Ministerio de Trabajo indicaba que para cubrir la canasta básica el salario debería ser de 115 lempiras diarios.
Las centrales anunciaron medidas de presión en demanda de que los empresarios mejoraran su oferta, pero éstas nunca llegaron. Tampoco hubo asambleas para informar a los trabajadores sobre las negociaciones y conocer sus opiniones.
El acuerdo violenta la Ley del Salario Mínimo donde establece que el nuevo salario debe entrar en vigencia el 1 de enero y en este pacto se ha fijado la vigencia desde el 1 de abril. Es decir que al no darles el incremento retroactivo de enero y febrero cada obrera de la maquila perdió 592.56 lempiras, lo cual multiplicado por 120 mil trabajadores maquileros resulta que se le ha regalado 71 millones, 107 mil 200 lempiras, sólo a los empresarios de este rubro.
Esta será quizás la ultima negociación que se haga de salario mínimo, pues en el acuerdo se establece que en junio se presentaran reformas a la Ley del Salario Mínimo adoptando nuevos mecanismos propuestos por los empresarios y que no dejan ninguna posibilidad de negociación, sino basándose en los indicadores oficiales del Estado, que no siempre están apegados a la verdad.
Las reformas serán introducidas para su aprobación en el Congreso Nacional porque supuestamente ya están consensuadas por las tres partes. O sea que se está entregando una conquista de los trabajadores sin ni siquiera informarles, mucho menos consultarle.
Como especie de consolación se acordó constituir una fundación cuyo objetivo será la gestión para la obtención de recursos dirigidos a la construcción de viviendas para los trabajadores que devenguen hasta un máximo de dos salarios mínimos. Según el acuerdo la fundación estará legalizada en julio próximo.
Como gran aporte, el gobierno ofrece cinco millones de lempiras como capital semilla, lo cual resulta insignificante si solo a las trabajadoras de la maquila se les esta robando mas de 71 millones por el retroactivo de enero y febrero. Con ese dinero se podrían construir mil 200 casas del tipo viviendas para la gente.
Lo demás del acuerdo son promesas: analizar la posibilidad de incorporar al seguro social a los trabajadores temporales y de temporada que no es mas que una estrategia de esa institución para captar mas fondos y la promesa eterna: se elaborará una estrategia nacional para la generación de empleo.
Como que esta no es una buena manera de celebrar los 50 años de la gran huelga de 1954.