En nuestro país sobreviven aproximadamente 500 mil compatriotas o más que se encuentran en capacidad de trabajar y que no encuentran empleo, según datos recabados por el Instituto Nacional de Estadísticas.
Las empresas maquiladoras ofrecen actualmente en Honduras más de 120 mil puestos de trabajo y quienes son contratados se sienten privilegiados por tener esta oportunidad, sin embargo, este empleo es al final una opción de peor es nada para los y las trabajadoras.
Desde sus orígenes la industria de la confección se ha caracterizado por la explotación de trabajadores y trabajadoras menos calificados, generalmente emigrados de localidades rurales a ciudades, ya que su intención es pagar bajos salarios.
De acuerdo con estadísticas gubernamentales los hogares sostenidos por trabajadores vinculados a la industria de la confección perciben ingresos que los ubican en niveles altos de pobreza.
La situación de trabajadoras y trabajadores de la confección que solo perciben ingresos por salarios mínimos se ve un tanto mejorada con incentivos tal como bonos escolares, subsidios al transporte o la alimentación, sin embargo no todas las empresas cumplen con el pago de los mismos.
Para el año 2002 una familia hondureña de cinco miembros necesitaba ingresos mínimos de 5, 506 lempiras al mes para cubrir sus principales necesidades, pero esta claro que en el caso las madres solteras trabajadoras, quienes constituye el único sustento de miles de hogares al mes no logran reunir ni la mitad de esta cantidad.
Una familia que dependa exclusivamente de la maquila como única fuente de ingresos no logra superar la pobreza ni aun percibiendo los ingresos de dos de sus miembros trabajando como operarios si solo perciben salarios mínimos, a un con los subsidios de alimentación, que no todas las empresas ofrecen.
Las familias que podrían ser consideradas no pobres necesitan unos ingresos de más de 11 mil lempiras al mes, sin embargo en la industria de la confección solamente las familias que tengan a dos de sus miembros ganando salarios de operarios con alta eficiencia, se acercan a estos niveles de ingresos.
También su situación se ve mejorada si la empresa ofrece servicios que le permitan aumentar activos del grupo familiar en la forma de acceso a la vivienda o al crédito como pueden ser las cooperativas.
Sin embargo, el conocimiento y el control del manejo administrativo de los fondos de cooperativas también surgieron como punto problemático, pues algunas de las empresas que fueron a la quiebra no retomaron dividendos de los fondos de cooperativas que ellos administraban.
Quienes si obtienen salarios jugosos, son los que administran el trabajo sacrificado de las obreras o sea los jefes de personal, los ingenieros y hasta las secretarias reciben salarios en do1ares que les permite llevar una vida con todas las comodidades y beneficios que también se merece las y los operarios.
¿Qué hace falta para mejorar el empleo?
Los y las trabajadoras de la maquila deben analizar varias situaciones para saber si las condiciones de su empleo son mejores o peores, por ejemplo, el salario y los incentivos econ6rnicos deben generar ingresos suficientes para salir de la pobreza.
La presencia o ausencia de estabilidad laboral en los contratos de trabajo al igual que las posibilidades de ascender de puesto, son cuestiones importantes en un buen trabajo.
La cantidad de beneficios que reciban los y las obreras, sus familias y la comunidad definen las condiciones laborales que promueven las empresas preocupadas por el bienestar social, al igual que la seguridad ocupacional que garantice la protección de la salud.
Estas cualidades económicas que puede tener un empleo, dejan de ser importantes si no existe la posibilidad de formar un sindicato, que es el caso más evidente en Honduras donde las empresas niegan el derecho al reclamo para los y las trabajadoras que defienden sus intereses