“Revelaciones” de la prensa mafiosa de Miami confirman que a su lista de supuestos observadores reclutados en los círculos de extrema derecha de Estados Unidos y de América Latina – se aparecieron el traidor cubano Huber Matos, jefe de la organización Cuba Independiente y Democrática (CID),
Orlando Gutiérrez, capo del Directorio Democrático Cubano (DDC), Sylvia Iriondo, gerente de la organización MAR por Cuba.
Los tres tienen lazos documentados con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y se han vinculado a organizaciones terroristas generadas por este mismo órgano del gobierno norteamericano.
Huber Matos, de 91 años de edad, ha apoyado en varias oportunidades planes de asesinatos desarrollados por sus amigos Gaspar Jiménez Escobedo y Nelsy Ignacio Castro Matos además de mantener relaciones con narcotraficantes tales como el caíd canadiense Máximo Morales arrestado en diciembre de 1990, justo después de su visita, al producirse la más importante captura de cocaína de la historia de Montreal.
“Nunca había visto una elección tan ordenada y con tanto entusiasmo popular’’, comentó Matos quien visitó mesas electorales escoltado por militares en una Tegucigalpa aterrorizada por las omnipresentes fuerzas policiales y militares.
Por su parte, Gutiérrez Boronat es un ex miembro de la llamada Organización para la Liberación de Cuba (OLC) del connotado terrorista Ramón Saúl Sánchez Rizo. uno de los más peligrosos sicarios de Omega 7. Propagandista de elite del Departamento de Estado, recibió oficialmente en el último presupuesto de la NED la cantidad de 275 000 dólares para difamar a Cuba.
Sylvia Iriondo que calificó de “una fiesta cívica extraordinaria“ los comicios de Micheletti, sigue también en la nomenklatura de los más grandes beneficiarios de los programas federales norteamericanos de subsidios a la contrarrevolución además de prestarse para cualquier actividad propagandística orientada por la CIA contra Cuba.
Ya se sabía que e l estafador Adolfo Franco que utilizó su puesto en la USAID para regar sus amistades de la Miami mafiosa con millones de dólares se encontró entre los ex funcionarios norteamericanos vinculados a los Bush que viajaron a Honduras – todo pagado por Micheletti – como observadores de las elecciones.
Franco y sus acompañantes de Miami se sumaron a los enviados del grupo neonazi UnoAmérica y de la “Red Latinoamericana y del Caribe para la Libertad”, un apéndice de la Fundación Libertad, financiada por la NED, así como al Faes de José María Aznar.
Después de honrar al agente CIA Carlos Alberto Montaner, el régimen hondureño regaló la “Orden José Cecilio del Valle en el grado de Comendador”, la más elevada del país, a dos otros “observadores”, el agente CIA cubanoamericano Armando Valladares y al líder de la agrupación neonazi UnoAmerica Alejandro Peña Esclusa,
CALDERON SOL, ASESINO DE JESUITAS, TAMBIEN “OBSERVÓ”
La junta de Tegucigalpa reclutó la mayoría de sus observadores a través del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep) y de los magistrados golpistas del Tribunal Supremo Electoral.
Entre las personalidades más prominentes se encontraron ex presidente de Bolivia, Jorge Quiroga, el ex mandatario de El Salvador, Armando Calderón Sol, el español Carlos Iturgaiz del falangista Partido Popular, un representante del Partido Reformista de la República Checa, Eduard Kozusnik y Christian Lüth de la ultraderechista Fundación Friedrich Naumann de Alemania.
El ultraderechista Quiroga asumió la presidencia de su país en 2001 tras la renuncia de Hugo Bánzer y es famoso por su uso salvaje de las fuerzas de represión contra campesinos y Calderon Sol , presidente de El Salvador en los años 80,por el partido fascista ARENA, ha sido acusado en varias oportunidades de haber mandado a matar a los padres jesuitas y a Monseñor Romero ,
Llama la atención que todos los partidarios extranjeros del régimen asesino de Micheletti que se impuso por las armas y mantiene una máxima represión, son los mismos individuos que participan en las campañas del Departamento de Estado donde se pretende defender a los “derechos humanos” en los países cuyas políticas progresistas molestan a Washington.