Maestros; gremio mártir, nuestro Padre Dios tiene palabra para ustedes:
Entonces la virgen se alegrará en la danza, los jóvenes y los viejos juntamente; y cambiaré su lloro en gozo, y los consolaré, y los alegraré de su dolor. Jer. 31. 13.
Corruptos (llámense políticos, empresarios, policías, religiosos, militares, delincuentes), jauría apátrida, el Dios a quien ustedes han ofendido; tiene palabra para ustedes: Y cambiaré vuestra fiesta en lloro y todos vuestros cantares en lamentaciones…Amos 8. 10
Sepan que no dejaremos de llorar nuestros muertos, pero tampoco dejaremos de denunciar cada violación de los derechos de este pueblo hondureño. Porque: La sangre de los mártires es la semilla de la cual brotará un nuevo evangelio de justicia para el pobre, para el oprimido, para el desvalido, para el que sufre y llora.
Ayer miércoles, 23 de marzo, le tocó ofrendar su vida, ante una violencia calculada y satánica, al profesor José Manuel Flores Aguijo (50 años), quien laboraba en el instituto San José del Pedregal, situado en el populoso barrio del mismo nombre, y el cual ha sufrido la violencia de la delincuencia común y la de la policía nacional.
A tal centro educativo llegaron los asesinos, cubiertos la cara con pasamontañas y buscando a su indefensa víctima.
Sin mediar palabra, los sicarios dispararon contra José Manuel, quien se desplomó medio muerto al suelo, y que de inmediato fue rematado por su asesino.
El profesor Sergio Rivera, dirigente magisterial, denunció que policías que llegaron de inmediato a la escena del crimen, recogieron los casquillos de las balas y se las llevaron. El profesor Sergio, al igual que todo el magisterio y el pueblo hondureño exigimos justicia y castigo. Le decimos a este gobierno y a los continuadores del golpe, que no nos cansaremos de denunciar, que no nos acostumbraremos a tanta maldad y que no miraremos nunca como algo normal la pérdida de una vida humana.
Sigan matando, sigan torturando, sigan creando terror; que nosotros seguiremos denunciando, resistiendo y aumentando nuestra conciencia y la del mundo entero.
El pueblo hondureño ya sabe quiénes son sus asesinos; individuos uniformados de hipocresía, chantaje y ostentación. El pueblo hondureño se multiplica en denuncia y resistencia, por cada uno de sus valiosos hijos que muere heroicamente.
El pueblo hondureño pide, una vez más, al mundo: SOLIDARIDAD.
…La batalla contra la opresión se gana o se pierde en el campo de la Esperanza…depende de cada uno de nosotros, quedarnos callados o denunciar.
El opresor sabe que su única ventaja es la indecisión y falta de esperanza de un pueblo.
Hermanos, nuestra Esperanza viva, Cristo Jesús; nos lleva a la primera línea de combate. Hermanas, nuestra Esperanza no es barata, ni tampoco fácil; pero, nuestra Esperanza tiene poder para prevalecer contra lo peor que el infierno nos pueda mandar.
Palabras de Gary Haugen.
Franklin David del Cid
Comunicador del OEDDHH del CLAI
Procurador voluntario de DDHH del CODEH
Pastor de la Iglesia Cristiana Ágape