El 18 de marzo de 1984
Cruzaba el Parque La Leona de Tegucigalpa cuando el subteniente Idelfonso Oliva y otro soldado lo capturaron. Vindel era el presidente del Sindicato de Trabajadores de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (STENEE) y aquella mañana iba a continuar su discusión con la patronal de la cláusula económica del Contrato Colectivo de Trabajo.
Intentando doblegar sus convicciones, en la negociación del año anterior había sido capturado, puesto en cautiverio y torturado para que aceptara la imposición de cláusulas lesivas a los intereses de sus compañeros.
SEMBLANZA DE ROLANDO VINDEL
Rolando Vindel nació el 15 de Septiembre de 1945, en Sonaguera Colón, pero el se identificaba como ceibeño, porque su madre de nombre Juventina González se traslado a vivir a La Ceiba, Atlántida cuando él tenia unos meses de nacido.
Tuvo muy buenos amigos oriundos de Olanchito, Yoro y bromeaba con aquellos al decirles…. “Todos éstos olanchitos se creen Ramón Amaya Amador, son tan creídos que de repente dicen que Francisco Morazán nació en Olanchito”.
Rolando procreó 4 hijos con Alicia Durón: Rolando, Olga, Patricia y Tania. Se sabe que Rolando (su hijo mayor ) vive en Danto, La Ceiba Atlántida y sus dos hijas Olga y Patricia emigraron hacia Estados Unidos hace varios años. Pero Tania su hija menor falleció. También se cuenta que Rolando Vindel engendró otros 3 hijos fuera del matrimonio (un varón y dos mujeres) cuya residencia se desconoce
Quienes conocieron la personalidad de Rolando dicen que era un hombre de carácter fuerte, cuando se trataba de trabajo era muy exigente; pero cuando se involucraba en sus ratos de intercambio de ideas y conversaciones con sus compañeros era muy juguetón, bromeaba con mucha facilidad y percibía el peligro.
La reconocida dirigente popular y ex presidenta del Sindicato de Trabajadores de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (STENEE) Gladys Lanza relata que le tocó vivir junto a Rolando y otros compañeros momentos difíciles, “no guardé fotografías no porque no haya tenido gratos recuerdos de la amistad y de la lucha combativa sino porque de ésta manera no se comprometían y se protegían sus vidas. No sabíamos dónde nos anochecía o dónde nos amanecía, así que no podíamos guardar nada para no comprometernos”.
Rolando era electricista, empezó a estudiar en el Instituto Técnico Luís Bográn y concluyó su formación en la Escuela de Electricistas que tuvo la ENEE y que luego desapareció. Después se capacitó en México en la Escuela de la Compañía Eléctrica del aquel Estado y se especializó en “Líneas Energizadas”.
Cuando entró a la dirigencia sindical, fue presidente de la Seccional de La Ceiba y luego Secretario General del Sindicato, cargo que desempeñó por algunos años, luego se fue a estudiar a Cuba y cuando regreso demostró mucha beligerancia.
Cuando Rolando Vindel fue presidente del Sindicato de la ENEE en La Ceiba, tuvo confrontaciones muy fuertes con el General Gustavo Alvarez Martínez, quien fungió como comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. Las disputas verbales entre este alto oficial de las Fuerzas Armadas y Rolando Vindel llegaron a un grado tal que en cierta ocasión Alvarez Martínez amenazó a Rolando con mandarlo a matar.
En 1982 Rolando es capturado por efectivos de la Fuerza de Seguridad Pública, por órdenes del coronel Gustavo Alvarez Martínez que estaba al mando de ésta rama de las Fuerzas Armadas.
Rolando sufre torturas en una celda policial en Tegucigalpa bajo la acusación de haber dirigido un robo y secuestro de un hombre que era propietario de un supermercado en Ceiba.
Al respecto Gladys Lanza narra que…. “yo fui a hablar con Alvarez Martínez para demostrarle que Rolando no era ningún delincuente y Alvarez Martínez me dijo: “efectivamente Rolando no es un ladrón, pero es comunista y a los comunistas hay que matarlos”.
“Recuerdo bien que a Rolando lo trasladan a Tela donde lo mantienen tres días desparecido bajo las órdenes de Canales Núñez y Alexander Hernández, tiempo en el cual lo torturan salvajemente y por la presión del sindicato logramos que lo presentaran públicamente, oportunidad que aprovecha para decir todas las torturas que le aplicaron y para ratificar que el jamás cometió ningún acto delictivo, lo dejan preso como por seis meses, pero sale libre sin ningún cargo”, explicó Lanza.
Durante dos años Rolando es vigilado constantemente, negocia un contrato colectivo para su sindicato y cuando se preparaba junto a sus compañeros y compañeras en la negociación para un nuevo contrato de condiciones de trabajo es capturado y desaparecido el 18 de Marzo de 1984.
“A pesar de habernos declarado en huelga y que doce dirigentes del sindicato fueron puestos tras las rejas, acusados de sedición, no pudimos recuperarlo porque en esa época ya se habían endurecido más las condiciones y Alvarez Martínez era el Jefe de las Fuerzas Armadas. Unos 900 trabajadores estuvieron detenidos aquí en Tegucigalpa pero a Rolando Vindel no fue posible recuperarlo”, cuenta Gladys Lanza.
Y agrega que “Rolando deja una escuela de rebeldía, resistencia y lucha dentro del STENEE, que procuramos seguir desde nuestra escuela de formación hasta 1991 cuando Rafael Leonardo Callejas destruye el Sindicato”.
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RELATO DEL COMPAÑERO ROLANDO VINDEL GONZALES SOBRE LAS TORTURAS EN EL “ D.N.I. “ ENERO DE 1981
El día 13 de enero del presente año el compañero Rolando Vindel al fin pudo ser visitado en el centro penal de la Ceiba, por los compañeros Gladis L. de Quijano, María del Rosario Roíz y Luis A. Castillo, a quienes les relato su odisea de terror:
“ El día de mi detención fui llevado a las celdas del D.N.I. en Tegucigalpa; no se me dijo las causas de mi captura. En ese lugar fui tratado bárbaramente, se me insultó y luego me vendaron los ojos; diciéndome que ya les pagaría el escándalo que los compañeros hicieron para evitar mi detención. Me lanzaron intempestivamente al suelo de una patada, y así vendado inmediatamente sentí una lluvia de patadas y golpes fuertes, a tal grado, que por un momento creí que me quebrarían la columna vertebral.
Durante toda esa noche me estuvieron torturando, golpeándome y echándome baldes de agua para evitar que me desmayara.
Al día siguiente (viernes 9 de enero/81) fui trasladado en un bus de Hedman y Alas a San pedro Sula y luego a tela.
Hasta ese momento no se me comunicó las causas de mi detención, razón por las que yo les dije que el problema del accidente de transito y el daño del carro del teniente Maradiaga (jefe de la zona de Tela), ya lo estábamos discutiendo en la gerencia de la empresa y que ese no era motivo para que me trataran como un vulgar delincuente.
A lo que me contesto que no me hiciera el “papo”, que digiera donde tenia el dinero robado a Capellades, y que era preferible que firmara la declaración escrita que me presentaron.
Yo conteste que NO SOY NINGUN LADRON, SINO UN DIRIGENTE SINDICAL HONESTO Y LUCHADOR.
Al negarme a firmar la tal declaración escrita donde se me inculpaba de un delito que no he cometido, el jefe del DIN de Tela, le dijo a sus secuaces que me “prepararan”, que dentro de un ratito les firmaría hasta la sentencia de muerte.
Acto seguido me desnudaron totalmente, me amarraron las manos hacia la espalda y las piernas, pasándome por entre ambos un lazo, de tal modo que quedé fuertemente atado de manos y piernas, tensándome los músculos de la espalda, como una iguana, me conectaron unos electrodos en la yemas de los dedos gordos de las manos y en las plantas de los pies y en los testículos; luego el jefe del DIN se me sentó en la espalda y procedió a ponerme la “capucha”, de manera tal que a los pocos minutos comencé asentir que me hacia falta la respiración, me ahogaba, se me nublaba la vista y sentía las corrientes eléctricas que me quemaban el cuerpo, los testículos. Sentí que moriria, retorciéndome horriblemente.
Cuando calculaban que podía morirme con la capucha, me la quitaban y me preguntaban si ya estaba listo a firmar la declaración. Yo conteste miles de veces que NO, que nada sabia de ese asalto. Me repitieron la tortura una y otra vez, acompañada de golpes en los costillares, hasta que en una ocasión perdí el conocimiento.
Cuando desperté, me encontraba bañado de agua, nadando realmente en un pozo de agua, y con dolores punzantes en los ojos, los pulmones, las manos y las piernas. Realmente no tenía un solo lugar del cuerpo que no sintiera un dolor profundo, era como si me hubieran pasado por un molino. Los verdugos al ver que reaccionaba, me ordenaron ponerme de pie, y como no pudiera hacerlo, me obligaron a levantarme a punta de patadas.
Hicieron que me vistiera y me dijeron que iría a dar un paseito con ellos. Fue así, como en la medianoche, me sacaron en un carro del DIN y en la altura de Mezapa, cerca de Tela, en un lugar cubierto por una arboleda me bajaron del vehículo, diciéndome que si no aceptaba firmar la declaración ( elaborada por ellos), hasta ahí llegarían mis días, porque estaban dispuestos a matarme como “un perro” allí mismo. Les contesté que ya habían comenzado a matarme desde que me habían detenido, y que bien podían terminar con su “trabajo” porque no estaba dispuesto a aceptar un delito que no había cometido.
Pasaron minutos realmente angustiosos porque creí que me matarían, luego al ver que no podían quebrantar mi moral, me llevaron nuevamente al carro y regresamos a las celdas del DIN en Tela donde continuaron golpeándome hasta que se cansaron.
Perdí el conocimiento nuevamente. Cuando desperté, me encontré esposado, colgando de las rejas de la celda; así estuve hasta el día siguiente, muy tempranito en la que me trasladaron a La Ceiba, llegando a ese lugar a las 9 de la mañana del día sábado. Me presentaron ante el mayor Matute, jefe de la FUSEP de ese lugar.
Me pregunto si estaba dispuesto a confesar mi participación en el secuestro y asalto a Capellades.
Tenia tal indignación, tal cólera contra mis verdugos y contra los que habían fraguado esta historia para liquidarme como dirigente y destrozarme físicamente, que no pude contenerme, por lo que le conteste: YA DEJEN DE ESTARME JODIENDO, USTEDES SON LOS LADRONES, USTEDES SON LOS QUE SE DEDICAN A ROBAR BANCOS, ASI QUE QUEDENSE CON ESE DINERO Y YA DEJENME EN PAZ, PREFIERO MORIR ANTES DE ACEPTAR UN CRIMEN QUE NO HE COMETIDO. JAMAS ACEPTARE ESE DELITO PORQUE NO QUIERO QUE MIS HIJOS EL DIA DE MAÑANA SE AVERGUENCEN DE MI. COMO TAMPOCO QUIERO ENLODAR MI PRESTIGIO COMO DIRIGENTE.
El mayor matute me dijo: Ah, conque malcriados como vos, negro “cabron”. Acto seguido fui trasladado a un torreón en el presidio, lleno de humedad, de mierda y donde a duras penas podía estar agachado o parado, porque no cabía acostado; con un centinela permanentemente arriba del torreón que vigilaba todos mis movimientos; allí tenía que hacer mis necesidades.
No se me permitió tomar ningún alimento ni agua desde el día de mi captura. Esa noche, llegaron los agentes del DIN y fui trasladado nuevamente a la celda de castigo, comenzando nuevamente el suplicio infernal. Hubo momentos en que ya nada me importaba, ni los golpes, ni los insultos, ni los calambres eléctricos, pero estaba decidido a hacerme morir porque COMPRENDIA QUE SE TRATA DE UNA CONJURA, pues los interrogatorios giraban alrededor del asalto a Capellades, así como si soy comunista, sobre mi viaje a Cuba hace tres años.
Me pusieron a cantar el himno nacional de Cuba y luego dijeron que soy comunista, porque todos los comunistas dicen patria libre o morir, como dice una de las estrofas del Himno Nacional Cubano. Yo conteste que efectivamente había estado en Cuba por un permiso pagado que me concedió la ENEE para asistir a un curso sindical, y que además todos los himnos nacionales tienen estrofas similares, así como el nuestro dice: “ Serán muchos Honduras tus muertos, pero todos caerán con honor ”.
Yo exigí que me carearan con la gente que según el DIN me habían sindicado como responsable del asalto a Capellades, y que trajeran al mismo Capellades para ver si era cierto que yo lo había asaltado. Por fin de decidieron, y trajeron a los muchachos de los que solo conozco a uno, por ser dirigente sindical, de la seccional de Aeropuertos y Caminos (SEPCAMAT), que a los demás no conozco a ninguno.
El jefe del DIN, me dijo que ellos me acusaban. Yo conteste que si a ellos los habían vergueado como a mi, era lógico que no pudieran aguantar ni los primeros golpes, pues son muchachos jóvenes, incapaces de soportar las salvajes torturas, y por lo tanto se habían visto obligados a firmar la declaratoria que les habían presentado el DIN.
El día domingo me bañaron y me presentaron ante los periodistas acusándome de delitos que no he cometido y que resultan ridículos porque pueden ustedes compañeros estar seguros que ROLANDO VINDEL GONZALES NO ES NUNGUN LADRON, MI UNICO DELITO ES SER FIEL DEFENSOR DE LOS INTERESES DE LOS TRABAJADORES Y ESTOY CONVENCIDO QUE ES POR ESO QUE ME QUIEREN DESTRUIR Y ALA ORGANIZACIÓN SINDICAL. CON MI EJEMPLO SE QUIERE ATEMORIZAR A LOS TRABAJADORES PARA QUE NO LUCHEN, PARA QUE SEAN SUMISOS.
PERO NADIE PODRA DESTRUIR NUESTRAS ORGANIZACIONES, PORQUE NADIE ES CAPAZ DE DETENER LA HISTORIA MISMA.
Estoy dispuesto a aguantar el tiempo necesario para demostrar mi inocencia, solo les pido que no me dejen solo, que cuiden de mi familia y que luchen con mayor ardor hoy mas que nunca por nuestros intereses, de todos los trabajadores “.
Esta aquí el relato del compañero y su grito de rebeldía impulsándonos a luchar con mayor fuerza, con mayor entrega y energía en contra de nuestros eternos enemigos de clase.